mi compañía

erase  una vez una chica que estaba sola,

excepto por mí.

yo estaba completo con ella, no sé muy bien,

nunca le pregunté 

un día de lluvia el porqué.

me enseñó que también se puede soñar

con el futuro más imposible

que nunca llegara

un domingo de hollywood en la cama

donde los sueños son una melodía que se pierde

pero  imposible no tararear. 

y aunque no vivamos juntos

por lo que llamamos los circunstancias 

atrapamos el deseo en miles de futuros imposibles

como los números de esa quinela

que nunca acertamos, 

pero no dejamos de apostar.




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