¿te acordas cuando jugamos a cómo íbamos a ser a ésta edad?
nadie se veía con el rostro cansado
ni la piel curtida
juramos que no importaría el color de nuestros cabellos
si hubiera un color para el sol
estaríamos juntos luchando
contra todo lo que ahora se abre.
era nuestra única posesión 
una mesa  donde las migas 
quedaban en las uniones de las tablas
y con un cuchillo juntabas
para ese cachorro que aún tiembla en una caja de cartón; 
ahora el cuchillo pasa por nuestras espaldas.
sólo quería tener un trabajo
para comprar una bicicleta
mira cómo nos olvidamos
de las bicisendas los días de otoño
por hacer horas
y más horas 
de trabajo,
y fotos en los diarios.
lo que nos parecía  circunstancias sin relevancia
en lo que nos toco 
ahora es nuestra presentación
y nos da crédito 
para ser esto, 
esto que tanto detestamos;
ahora somos una leyenda
de aquello que corría como el agua de grifo,
un colchón fino
con ropas de invierno haciendo de colcha
todavía tibias,
ahora los abrazos diminutos, 
un ancho muro, frío y blanco.
y ya nada queda de aquel tibio té
ni las dos fotos que nos acompañaban
ni las migas en la mesa.
ya no importan,
caen
y son devoradas
por animales ajenos.

Comentarios

Entradas populares