la ciudad es un herbívoro en descanso

anoche 
   fue muy dura la velada
pasó
y nos dejó una marea que olea desde el vientre
hasta nuestra cabeza,
donde surfean pastillas.

anoche.

   todo parecía posible
y no hablábamos del fin.

ahora, 
   como niños enredados a nuestras sábanas
dando ahogados quejidos.

hoy.

   nada queda
en nuestra mirada,
ni el brillo alegre del líquido en los vasos.
   la agría saliva
que tragamos 
para decir
"no hay rastros de anoche,
dormimos como caballos:
unos minutos
y de pie"
y seguimos.

   ( dos escolares apuran sus pasos a contratiempo de un taxi que a cada metro detiene su marcha)



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