ballenas desde el balcón

¿te acordas de las vacaciones en las grutas?
no quedaba nada por hacer en aquel año,
si lo contamos fueron dos meses de enamoramiento.
estaba demasiado pasado
todo el tiempo,
antes de entrar a la facultad,
en la facultad,
a la salida,
entonces
vos tomaste el volante de un auto que inevitablemente va a dar con el guardrail.

terminamos de cursar.
el resto de diciembre solo tratamos  de trabajar en la cafetería,
no salir, no beber,no fumar.

ni amarnos.

(los días en el buffet de la facultad
sirviendo cafés con leche en vasos de plástico,
las horas de clase,
las horas que esperabas en el patio interno leyendo a don delillo, 
esos días.)

quiero recordar el olor de libros viejos en tus dedos.


ordenamos las cuentas en la pensión de avenida Colón,
nos quemamos dos meses de beca
y nos fuimos,
sin amigos ni familiares 
¿hace cuánto que no viajábamos solos?


la habitación que nos consiguió javier 
era hermosa, 
daba al mar.
en aquella época las grutas no era un balneario de moda
y solo la gente de río negro lo frecuentaba.
¿sabes que demolieron la casa?
ahora es un parador.

a la madrugada 

fumábamos y bebíamos cerveza sentados al costado de la cama
con la puerta de dos hojas abierta
mirando al mar.

discutimos si el sonido que escuchábamos era 
el canto de las ballenas o el aire que sale de su lomos
no entendíamos un carajo de biología marina
y nos daba paja preguntar.

nos quedamos sentado al borde de la cama

mirando la puerta alta abierta al mar oscuro,
desnudos,
vos sin lentes eras la mujer más hermosa. 
me cago en el mar,
en las grutas,
en los que hacen trenzas 
y venden huevadas en la playa.
¡eras la mujer más hermosa sin lentes!
con tu pelo negro que corría para ver tus pezones.

discutimos sobre las putas ballenas

que jodieron las seis noches que estuvimos en las grutas.

y nos volvimos.








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